ZAPATOCA Y SUS PERSONAJES
FRANCISCO BASILIO DE BENAVIDES:
Con exactitud no se conoce la fecha de su nacimiento, pero de acuerdo al día de su
ordenación se cree que nació en la década de 1690; fue ordenado sacerdote en 1720
y durante once años ejerció el ministerio sacerdotal en diferentes parroquias.
Sus padres fueron Joseph Benavides y posiblemente su madre, Francisca Xaviera de
Araux, pues éste es el nombre que figura en la partida de defunción del Sr. Joseph
Benavides, como su esposa.
El 21 de mayo de 1731 llega como párroco a Guane, como lo anotó él mismo en el
Libro 5º de Bautismos. La Parroquia de Guane era extensísima; sus límites se
perdían en la maraña de la cumbre de los Yariguies, que se extendían hasta tocar las
aguas del Chicamocha, en muchas leguas de su recorrido con los límites de Curití.
En agosto de 1731 visita por vez primera las tierras de Zapatoca; el 9 de septiembre
del mismo año bautiza a los primeros cuatro niños de los límites de Zapatoca, los
padrinos fueron el Sr. Salvador Prada, Antonio de Rueda Ortiz, Cristóbal de Rueda y
Salvador Gómez, quienes más tarde se convertirían en los fundadores.
El 30 de agosto de 1739 llega a Santa Rosa con los primeros inmigrantes españoles
o sus descendientes y celebra allí la primera Misa de que se tenga noticia en la
historia de Zapatoca.
El 17 de julio de 1743, los vecinos empiezan la construcción del primer templo
católico en Zapatoca, que es bendecido por el Dr. Benavides el 10 de octubre de
1743, día que se considera como el de la propia fundación de la ciudad: era un
jueves.
El 13 de octubre de 1743 funda a Zapatoca en compañía de Melchor de la Prada y
otros vecinos; el Acta de fundación, como igual la protocolización de la escritura de
los terrenos es legalizada por Miguel Antonio Meléndez de Valdés, Alcalde
ordinario de San Gil, el 03 de febrero de 1744, quien se encontraba en Guane en
visita oficial.
El Dr. Benavides fallece en Zapatoca el 17 de julio de 1760; inicialmente sus restos
reposaron en el interior del Templo, pero cuando se hizo la construcción fueron
trasladados al Panteón del Cementerio central.
MELCHOR DE LA PRADA Y ARENAS:
Don Melchor de la Prada y Arenas fue figura muy importante en los albores de
Zapatoca, por haber sido su primer alcalde y por esto, el segundo en la fundación,
después del Dr. Benavides. Alcalde foráneo de toda la provincia de Guane. Muy
poco se sabe de su biografía: según las crónicas, se cree que era de procedencia
austriaca; por los libros parroquiales sabemos que era casado con Dña. Catalina
Uribe, quien falleció el 20 de octubre de 1778.
Don Melchor, ya de edad madura, después de veintidós días de viudez, casó en
segundas nupcias con Dña. Josefa Márquez, quien 32 años atrás había sido su
ahijada en Bautismo; este matrimonio duró únicamente treinta y dos días,
obteniendo el divorcio de 1779.
Melchor de la Prada y Arenas falleció en Zapatoca el 07 de febrero de 1789, como
figura en los registros parroquiales
GEORG ERNEST HEINRICH VON LENGERKE:
Este fue el nombre completo que recibió en el Bautismo, en la Iglesia Evangélica
Luterana de Donhen (Alemania Federal) el mismo día de su nacimiento, 3l de agosto
de 1827; hijo de Johan Abraham Von Lengerke y Johann Wihelmine Emilie
Lutterloh, pertenecientes a familias nobles y acomodadas, que floreció con siete
hijos, de los cuales Georg fue el penúltimo. Su padre murió el 22 de agosto de 1831,
cuando Georg sólo tenía cuatro años. La Sra. Emilie siguió siendo la reina del hogar
y procuró que su hijo recibiera la educación que correspondía a un joven noble y de
brillantes dotes intelectuales.
Por un duelo con un rival tuvo que huir de Alemania, toma un barco y parte rumbo a
tierras de América llegando inicialmente a Cartagena de Indias y posteriormente a
tierras de Santander, a mediados de 1852, cuando contaba con veinticinco años,
estableciéndose inicialmente en Bucaramanga, presentándose simplemente como
GEO VON LENGERKE, persona de agradable tacto, cortés y amable, de genio muy
alegre que se hermanaba con su habilidad de gran pianista; como buen alemán, rubio
y de ojos azules, de 1.87 de estatura, el hombre era un “vivo” y dejó la correr la voz
de que era descendiente de príncipes alemanes, con lo que ganó posición social y
respeto; aunque no era católico, siempre respetó los actos públicos de esta religión,
lo que le atrajo muchas simpatías.
Geo Von Lengerke nunca se casó; pero al menos tuvo dos hijos a quienes reconoció
y constituyó herederos por escritura de la Notaría de Zapatoca. Pronto estableció
negocios en B/manga, compra y exportación de cigarros, café, quina, sombreros de
paja y otros, con la importación de mercancías desde Alemania. En el año de 1857
adquirió los terrenos donde fundó la Hacienda MONTEBELLO, que adquirió al
Gobierno Nacional de 1.016 Has. 4.700 Mts. en el distrito de Betulia, donde
construyó un amplio salón para capilla, que hasta 1975 existía, desapareciendo
lastimosamente.
En las tierras ubicadas en los Distritos de Zapatoca y Betulia obtuvo una concesión
del Estado de 10.000 Has. de tierras baldías, donde construyó la Hacienda EL
FLORITO con una inmensa casa para vivienda de sus obreros, bodegas y
pesebreras para los centenares de mulas que utilizaba en el transporte de los
productos; allí daba trabajo a los presos de la cárcel de Zapatoca, teniendo allí
seguros dormitorios y hasta “cepos” para los prisioneros, cuando era necesario
emplearlos y que, lamentablemente Betulia dejó desaparecer, junto con la hermosa
estancia, como patrimonio cultural histórico de la región.
Lengerke tuvo en sus haciendas moneda propia, como entonces era costumbre entre
los grandes propietarios y que empleaba para el pago de sus trabajadores y que
también corría en el mercando y negocios de Zapatoca.. Además de haber sido
pionero de la colonización del occidente santandereano, fue también hábil
investigador: se internó varias veces en aquellas regiones salvajes, donde aún
habitaban tribus indígenas y logró escribir un pequeño vocabulario de los indios del
Carare y del Opón, que fue publicado en una revista de Berlín, como valioso aporte
para el conocimiento de estos desaparecidos dialectos.
Realizados los desmontes y la fundación de las haciendas “Montebello y El Florito”,
Lengerke, aprovechando dos años de estudios de ingeniería que había hecho en su
natal Alemania, se dedicó a la apertura de caminos, en piedra, que hicieron posible
la comercialización de los productos de todas estas regiones. La construcción de los
“caminos de herradura”, que debían dar salida a Santander hacia el Río Magdalena,
fue una obra de titanes en la que se comprometió Lengerke, simplemente porque no
había nadie mas que fuera capaz de apuntársele a semejante negocio. Fueron tres
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